Bilingual report — Gina Santi Photography Images of the Month – February 2021

Arthur responds with a candid laugh to the question “do you believe in God?” For him, the true God resides within oneself. He defines himself neither as atheist nor religious but a “different kind of spiritual”. His daily ritual is meditation right before going to sleep. He is donating his land, including his modest house and all his shrines, to a Buddhist institution in hopes that when he dies they will pray for him because he did something good. He is also very committed to feeding his birds, because they are the ones who will help his spirit fly away when his time comes.

Arthur has chosen faith, reciprocity, and helping others as the underpinnings of his own faith, not very different from those of most organized world religions. They are his tools for understanding the supernatural and his way to attain eternal salvation. “It’s not easy to fly”, he says, “but I used to fly in my dreams when I was a kid. That’s when I thought there must be something else beyond life, that I can fly, because I have faith. We must have faith. If we don’t have faith, we’re done for.”

This is Arthur’s religion. The one he chose for himself.

Special thanks to Arthur, of course, and to Mike Foster, videographer extraordinaire, for their invaluable cooperation in the production of this assignment.

La religión es un concepto difícil de definir cuando intentamos incluir a todas las sociedades humanas. Podemos decir que la religión es observable y medible, que es una expresión cultural, y que juega un papel definido en la sociedad. Como antropólogos culturales solo podemos intentar describir y comprender lo que la gente cree y hace con respecto a lo sagrado y lo sobrenatural, sin juzgar si esas creencias y acciones se basan o no en una verdad objetiva.

Tomemos a Arthur, por ejemplo, un residente de Bisbee, Arizona de 83 años. Ha vivido frugalmente y en solitario en las colinas de ese pueblo durante 30 años y ha pasado su vida construyendo, con sus propias manos y usando solo materiales del lugar, santuarios para adorar a una amplia variedad de seres: Martín Luther King, Che Guevara, la Virgen de Guadalupe, Buda, Quan-Yi, parientes y amigos fallecidos… Los santuarios se han vuelto cada vez más populares, con decenas de personas que los visitan todos los días para orar, meditar, tomar fotografías de lo que Arthur llama su ashram, o simplemente para ser.

Arthur responde con una risa sincera a la pregunta “¿Crees en Dios?” Para él, el Dios verdadero reside dentro de uno mismo. Arthur no se define a sí mismo ni como ateo ni como religioso, sino como un “tipo diferente de espiritual”. Su ritual diario es la meditación justo antes de irse a dormir. Él donará su tierra, incluida su modesta casa y todos sus santuarios, a una institución budista con la esperanza de que cuando muera, rezarán por él porque hizo algo bueno. También está muy comprometido con la alimentación de sus pájaros, porque son ellos los que ayudarán a su espíritu a volar cuando llegue su momento.

Arthur ha elegido la fe, la reciprocidad y la ayuda al prójimo como pilares de su propia espiritualidad, no muy diferentes de los de la mayoría de las religiones mundiales organizadas. Son sus herramientas para comprender lo sobrenatural y su camino para alcanzar la salvación eterna. “No es fácil volar”, dice, “pero solía volar en mis sueños cuando era niño. Fue entonces cuando pensé que debe haber algo más más allá de la vida, que puedo volar, porque tengo fe. Debemos tener fe. Si no tenemos fe, estamos perdidos “.

Esta es la religión de Arthur. La que él eligió para él.

Un agradecimiento especial para Arthur, por supuesto, y para Mike Foster, videógrafo extraordinario, por su invaluable cooperación en la producción de este proyecto.