This Image of the Month was captured at the Lido di Venezia beach towards the end of February 2020, when the COVID-19 pandemic had just arrived in Italy.
My initial plan was to travel to Southern Italy after photographing the Venice Carnival, but the reports of an impending border closing and a mandatory quarantine forced me to shorten my trip and leave Italy immediately. I had only a few hours to prepare for my return and take a few last-minute frames. As I walked throughout the bare, purposeless, melancholic streets of Venice, Thomas Mann’s novel Death in Venice came to mind.
Mann (Germany, 1875-1955, Nobel Prize in Literature in 1929) wrote this novella in 1911 while lodging at the Grand Hotel Des Bains, in the Lido beach of Venice. During that time the bubonic plague, a pandemic of Asian origin that lasted almost a hundred years and left around 12 million deaths around the world, was beginning to spread throughout Europe.
(…) Undulating ripples ran across the distant sea between the beach and the first sandbank. A sense of autumn lay over the place that had once been so lively and colorful, that was now almost abandoned and the beach of which was no longer kept clean. (…)
In this Mann novella, Venice appears as the victim of a violent and accelerated decline, besieged by the plague. The city’s rulers want to hide the outbreak out of greed, but it is a truth known to all. To make public the reality of a plagued Venice would mean the failure of the tourist business.
“(…) But in May of that year, the horrible vibrios were discovered in the emaciated and blackened bodies of a sailor and of a greengrocer. The deaths were kept secret. But after a week it had been ten, twenty or thirty victims, and in different quarters. (…) The officials of Venice responded that the public health situation had never been better and ordered the necessary measures to fight the disease. (…)”
“(…) In early June the quarantine barracks of the hospital had been filling silently, in the two orphanages there was no longer enough room, and a horrific traffic developed between the city and San Michele, the cemetery island. But the fear of general damage, regard for the recently opened exhibition of paintings in the municipal gardens, for the enormous financial losses that threatened the tourist industry in case of a panic, had more impact in the city than love of truth and observation of international agreements; it made feasible the official policy of secrecy and denial.
The people were aware of that; and the corruption at the top together with the reigning uncertainty, the state of emergency caused by the suffering all around, caused a certain demoralization, an encouragement of unsavory antisocial tendencies (…)”
-Thomas Mann, Death in Venice, Chapter V.
Mann’s wife Katia wrote in her Unwritten Memories (1974) that everything in this novel “really occurred”.
Interesting to see how History repeats itself. And how we insist on not listening.
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Esta Imagen del Mes fue capturada en la playa de Lido di Venezia a finales de febrero de 2020, cuando la pandemia COVID-19 acababa de llegar a Italia.
Mi plan inicial era viajar al sur de Italia después de fotografiar el Carnaval de Venecia, pero los informes sobre el cierre inminente de la frontera y la cuarentena obligatoria me obligaron a interrumpir mi viaje y abandonar Italia de inmediato. Solo tuve algunas horas para prepararme para mi regreso y tomar algunas últimas imágenes. Mientras caminaba por las calles desnudas, sin propósito, y melancólicas de Venecia, me vino a la mente la novela “Muerte en Venecia” de Thomas Mann:
“(…) La playa presentaba un aspecto desagradable. Sobre la plana superficie del agua que separaba la playa del banco de arena, se rizaban estremecidas y tenues olas que corrían de delante hacia atrás. Otoño y decadencia parecían abrumar al balneario días antes animado por tanta profusión de colores, y en aquel instante ya casi abandonado, tanto que ni siquiera la arena estaba limpia. (…)”
Mann (Alemania, 1875-1955, premio Nobel de Literatura en 1929) escribió esta novela en 1911 mientras se hospedaba en el Grand Hotel Des Bains en la playa Lido de Venecia. Durante ese tiempo, la peste bubónica, una pandemia de origen asiático que duró casi cien años y dejó alrededor de 12 millones de muertes en todo el mundo, comenzó a esparcirse por toda Europa.
En esta novela de Mann, Venecia aparece como víctima de una degeneración violenta y acelerada, asediada por la peste. Los gobernantes de la ciudad quieren ocultar el brote por avaricia, pero es una verdad conocida por todos. Hacer pública la realidad de una Venecia plagada significaría el fracaso del negocio turístico.
“(…) A mediados de mayo habían descubierto en Venecia, en un mismo día, los terribles síntomas del mal en los cadáveres ennegrecidos, descompuestos, de un marinero y una verdulera. Estos casos se mantuvieron en secreto. Pero poco después se habían presentado diez, veinte, treinta casos más en diversos barrios de la ciudad. (…) Las autoridades de Venecia respondían que nunca había sido más favorable el estado sanitario de la ciudad, y dictaron las medidas necesarias para combatir la enfermedad (…)”
“(…) Desde principios de junio se habían ido llenando silenciosamente las barracas aisladas del hospital civil. En los dos hospicios empezaba a faltar sitio, y había un movimiento inmediato hacia San Michele, la isla del cementerio. Sin embargo, el temor a los perjuicios que sufriría la ciudad, las consideraciones a la exposición de cuadros que acababa de inaugurarse, a los jardines públicos, y a las grandes pérdidas que el pánico podría producir en hoteles, comercios, y todos los que vivían del turismo, pudieron más en la ciudad que el amor a la verdad y el respeto a los convenios internacionales. Las autoridades siguieron, pues, tercamente su política de silencio y negación.
El pueblo sabía todo esto, y la corrupción de los de arriba, junto con la inseguridad reinante y el estado de agitación e inquietud que sumía a la ciudad la inminencia de la muerte, habían engendrado cierta desmoralización entre las gentes humildes (…) ”
-Thomas Mann, Muerte en Venecia, Capítulo V.
La esposa de Mann, Katia, escribió en sus Memorias No Escritas (1974), que todo en esta novela realmente ocurrió.
Es interesante ver cómo la Historia se repite. Y cómo insistimos en no escuchar.